¿ Estancia lingüística o intercambio lingüístico ?
Con la llegada del verano quizás te estés planteando enviar a tus hijos al extranjero para que realicen una estancia lingüística y vuelvan a casa más contentos y con un mayor dominio de la lengua.
Si este es el caso, queremos recordarte que existe otra solución incluso más beneficiosa: el intercambio lingüístico. Aquí te explicamos por qué.
¿ En qué consiste una estancia lingüística clásica ?
Podemos diferenciar dos tipos principales de estancia lingüística:
El summer camp o campamento de verano: Se trata normalmente de un “campamento temático”: primero se decide el tema (música, deportes…) y este será el eje central de todas las actividades que tu hijo o hija desarrollará durante la estancia.
Como estos centros están disponibles para todas las nacionalidades se corre el riesgo de que los chicos se relacionen con más españoles, algo que no es demasiado favorable para el aprendizaje de una lengua extranjera.
La estancia lingüística con una familia: La familia se encargará de proporcionar el alojamiento y la comida a cambio de una remuneración por parte de la empresa que gestiona la organización del viaje. El aprendizaje de la lengua se lleva a cabo a través de la inmersión total en la vida familiar. Los anfitriones pueden organizar alguna actividad pero no están obligados a hacerlo, lo cual puede ser un poco desalentador…
Se puede diferenciar también entre estancias lingüísticas con clases y estancias lingüísticas sin clases. Durante las estancias lingüísticas con clases, tu hijo asistirá a algún establecimiento (relacionado con la empresa que gestiona todo el viaje) donde podrá practicar una lengua extranjera con un profesor. Sin embargo, seguimos encontrando el mismo problema: el contacto con otros españoles puede provocar que los chicos sigan hablando su idioma y no se esfuercen tanto en practicar la otra lengua.
¿ Cuáles son los inconvenientes de estas estancias ?
A pesar de sus ventajas, tienen también muchos inconvenientes. Tu hijo es acogido por una familia extranjera que recibe a cambio una remuneración y, aunque este sistema está basado en la honestidad y las buenas intenciones de la familia, puede corromperse con el paso de los años. Las nuevas familias de acogida son normalmente muy correctas: los huéspedes son bien recibidos y se favorece constantemente el diálogo para que el objetivo de la estancia (mejorar el nivel en alguna lengua extranjera) se cumpla. El problema es que después de varios años como familia de acogida, esto se convierte en algo rutinario y se dan unos “servicios mínimos” en cuanto a conversación, visitas, salidas… No se trata de un comportamiento que se cumpla en todos los casos, pero se corre el riesgo de planificar un viaje y que el resultado no sea el que se esperaba en un primer momento. Esto ocurre más a menudo en Gran Bretaña, por razones de demanda: las estancias lingüísticas se han convertido en una especie de negocio y la acogida se valora más desde un punto de vista económico que por el factor humano.
Los mejores destinos de lengua anglosajona ahora mismo son Estados Unidos y Australia, allí sí puede verse más la importancia que se le da a la hospitalidad y el deber que sienten las familias de ser unos anfitriones ejemplares. Sin embargo, se necesitan alrededor de 2400 euros para realizar una estancia de dos semanas, a los que hay que añadir los costes del viaje (que se sitúan alrededor de los 1500 euros, dependiendo del país).
¿ Por qué el intercambio lingüístico ofrece las ventajas de una estancia pero no los inconvenientes ?
A través del intercambio lingüístico se ponen en contacto familias y adolescentes según las aspiraciones y los intereses comunes. Además, se da mucha importancia al establecimiento de lazos de amistad duraderos que puedan favorecer la organización de otros intercambios más adelante. Siempre se pone en contacto a las dos familias para que puedan hablar y acordar todos los detalles del intercambio, de modo que este se realice en las mejores condiciones posibles.
Primero, uno de los dos jóvenes va a la casa de la otra familia para formar parte de ella durante varias semanas y después se hace a la inversa. De este modo, si quieres que tu hijo realice un intercambio en Francia, permanecerá allí durante unas semanas y luego vosotros acogeréis al hijo o hija de la otra familia durante, más o menos, el mismo periodo de tiempo.
Este sistema se basa en la reciprocidad: se garantiza que tu hijo será bien recibido y tendrá una estancia agradable porque la otra familia espera lo mismo para el suyo. Además es mucho más barato que una estancia lingüística clásica, durante las estancias se paga cada semana mientras que en un intercambio solamente hay que pagar para establecer una conexión con la otra familia. Ambas familias son libres de realizar los viajes que quieran.
¿ Cuáles son los posibles destinos para realizar un intercambio lingüístico ?
Son muchos los destinos propuestos por organismos especializados para realizar un intercambio lingüístico, hay algunos más solicitados (Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda) y otros menos (Suecia). Gran Bretaña e Irlanda son los destinos con más éxito entre los españoles pero también los más difíciles para encontrar una familia dispuesta a realizar el intercambio (normalmente las personas angloparlantes no tienen demasiado interés en aprender lenguas extranjeras)
Los intercambios lingüísticos en Francia son, sin duda, los más practicados debido al interés de los franceses por practicar otras lenguas y a sus ganas de acoger a otros jóvenes en la familia. Del mismo modo, Alemania forma parte de los destinos solicitados por jóvenes interesados en su cultura y su lengua.
Este tipo de intercambios son, además, muy enriquecedores debido a la total inmersión cultural que se lleva a cabo, experimentando así los jóvenes una apertura de mente única.
Sean cuales sean tus expectativas, los intercambios lingüísticos las van a cumplir con creces.
Artículo escrito por Victor Suret
Traducido por Lucia Martinez Carrillo